El reloj de la Catedral de Santiago de Compostela
Parece ser que el primer reloj que tuvo la Catedral de Santiago se instaló a finales del S. XIV o a principios del S. XV. De hecho se habla de él en una acta del Consejo Catedralicio de 1406 por la que se contrataba a Juan Abarca como encargado del reloj. No es seguro que este primer reloj fuera mecánico ya que, entonces, era frecuente que las horas les marcara un “sonador” a golpe de martillo.
Desde entonces, a través de estos cinco siglos, hubo diferentes maquinarias y diferentes cuidadores. De todo esto, queda poca información documental.
Llegamos a 1831, el Arzobispo Rafael de Vélez, encarga el actual reloj “hanc novam sua pecunia” al ingeniero del Ferrol Andrés Antelo. Este ya había construido otros relojes por la zona y era famoso por su excelente preparación como cronometrista.
Antelo hizo un reloj muy avanzado a su época, esta es la razón por la que, todavía hoy, sea un referente de precisión.
El reloj, instalado en la torre de la esquina entre las plazas de La Quintana y de Platerías, la torre llamada de “La Berenguela”. Queda dispuesto dentro de un armario con las puertas acristaladas que lo protegen del polvo.
Dispone de cuatro esferas, una en cada cara de la torre, con una sola aguja para indicar la hora. Toca las horas sobre la campana Berenguela, fundida por Pedro de Guimes en 1711. Con un peso de unas once toneladas y una boca de 2.10 metros, esta es una de las campanas más grandes de España.
De hecho, las campanas actuales del reloj (la de los cuartos y la de las horas) son la copia exacta de las de 1700, rotas a finales del siglo pasado (S. XIX).
Estas campanas originales se pueden ver, ahora, expuestas en el claustro.
En el año 2000, tuve el honor de ser llamado para restituir el sonido original a las nuevas campanas del reloj.
2000